Un informe global indica que si bien se ha avanzado en los procesos tendientes a reducir el uso de estos materiales y generar una economía circular, es mucho lo que falta por hacer en reciclaje de envases plásticos y la reducción total de elementos de un solo uso.
Luego de dar a conocer un informe anual sobre el compromiso global en torno al uso del plástico, quedan muchos sin sabores, pues si bien se ha avanzado en algunos frentes y hay países que están haciendo la tarea, también se registran aspectos en los que falta mucho por hacer y tanto entidades públicas como privadas y los mismos ciudadanos, deben comprometerse con la reducción de estos materiales que tanto daño le causan al planeta.
El estudio elaborado por la Fundación Ellen MacArthur y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), denominado Progreso del compromiso global para la nueva economía del plástico, destaca que se han registrado avances significativos en dos puntos clave: la incorporación de contenido reciclado en la fabricación de envases de plástico y la eliminación gradual de elementos contaminantes que se reconocen con mayor frecuencia, como los envases de PS y PVC, las bolsas de plástico de un solo uso y los pitillos. Sin embargo, la apuesta es a que el ciento por ciento de los plásticos que se utilizan sean reutilizables con el fortalecimiento de una economía circular.
La investigación también hace un llamado frente a los progresos tan limitados que se han registrado en el reciclaje de envases de plástico y en la reducción total en la utilización de envases de un solo uso. Señala que la transición hacia envases reutilizables es limitada y los esfuerzos por eliminar su utilización siguen centrados en un conjunto relativamente pequeño de materiales y formatos.
También hay diferencias significativas en el progreso entre las entidades gubernamentales. Así, mientras que algunos han dado grandes pasos, otros han mostrado poco o ningún avance con respecto a los objetivos cuantitativos. El informe considera como alentador el progreso de las entidades gubernamentales durante el primer año transcurrido luego de firmar el Compromiso Global, pero hace un llamado frente a la necesidad de acelerar, de forma sustancial, nuevos desarrollos para lograr las metas establecidas a 2025.